- En México “se encuentran las fortunas más grandes frente a los millones de empobrecidos por un sistema que nos ha hecho perder la capacidad de mirarnos con confianza”
- Condena todo acto que se ejerza con violencia
El documento, firmado por el presidente del CEPS, Monseñor José Leopoldo González González, Obispo de
Nogales, Plantea tres preguntas:
1.- Si el aumento a la gasolina era necesario
por los precios internacionales de dicho combustible y el precio del dólar y no
con fines recaudatorios, entonces ¿es necesario disminuir el impuesto (IEPS)
que supera el 30% para minimizar el impacto de dicho aumento?
2.- Respecto de que el subsidio a la gasolina es en
beneficio sólo de la clase rica, ya que los más pobres no reciben un solo peso
de ese beneficio, habrá que explicar ¿quién absorberá el impacto en los medios
de transporte de personas, transporte de mercancías, producción del campo y la
industria, productos y servicios que también consumen los más pobres de México?
3.- Habrá que preguntarse si vivimos un tiempo de un Estado
pobre, o de una recaudación insuficiente, o bien, ¿tenemos exceso de corrupción
y robo al Estado por una serie de personajes que permanentemente dejan vacías
las cuentas a nivel municipal, estatal y federal?
Asevera que “la percepción de la gente, es que los recursos
de todos no son distribuidos de forma solidaria ni con el objetivo de romper
con las asimetrías que se han generado por muchos años. En nuestro país se
encuentran las fortunas más grandes frente a los millones de empobrecidos por
un sistema que nos ha hecho perder la capacidad de mirarnos con confianza y que
nos invita permanentemente a competir”.
Comunicado íntegro de CEPS con motivo de la situación
económica del país
COMUNICADO DE LA COMISIÓN EPISCOPAL PARA LA PASTORAL SOCIAL
CON MOTIVO DE LA SITUACIÓN ECONÓMICA DEL PAÍS
A LAS COMUNIDADES Y TODOS LOS FIELES CATOLICOS
A LAS AUTORIDADES FEDERALES Y ESTATALES
A LOS SECTORES PRODUCTIVOS
A LOS HOMBRES Y MUJERES DE BUENA VOLUNTAD
Hemos iniciado un año lleno de retos y contrariedades, donde
sin duda el que más ha trastornado el entorno social y de paz en nuestra patria,
ha sido el gasolinazo que se ha agravado con protestas de los mexicanos por el
enojo y el descontento de la sociedad pues el aumento al precio de la gasolina
y el diésel provoca la presión para el incremento de precios a muchos productos
y servicios que dependen de estos combustibles.
Ante el hartazgo de los ciudadanos y la posibilidad de que
la situación precaria en la que viven millones de mexicanos se agudice, los
obispos de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social, queremos sumarnos al
comunicado de la CEM para pedir a todos que miremos a las comunidades, pueblos
y barrios y nos dejemos interpelar por cada familia y persona que sufre, no
solo por un aumento a los combustibles, sino por las décadas en las que la
pobreza crece, la corrupción se mantiene y la dependencia de las decisiones en
los grandes mercados internacionales se perpetúa.
Desde nuestra opción de vida como pastores y con el deber
profético de anunciar la Buena Nueva, queremos profundizar en el mensaje social
del Evangelio y hacer resonar las palabras del Papa Francisco en su discurso
sobre el mundo del trabajo, en Ciudad Juárez, Chihuahua, cuya premisa es que
cada persona tenga Techo, Tierra y Trabajo dignos.
Por ello nos atrevemos a preguntar:
1.Si el aumento a la gasolina era necesario por los precios
internacionales de dicho combustible y el precio del dólar y no con fines
recaudatorios, entonces ¿es necesario disminuir el impuesto (IEPS) que supera
el 30% para minimizar el impacto de dicho aumento?
2.Respecto de que el subsidio a la gasolina es en beneficio
sólo de la clase rica, ya que los más pobres no reciben un solo peso de ese
beneficio, habrá que explicar ¿quién absorberá el impacto en los medios de
transporte de personas, transporte de mercancías, producción del campo y la
industria, productos y servicios que también consumen los más pobres de México?
3.Habrá que preguntarse si vivimos un tiempo de un Estado
pobre, o de una recaudación insuficiente, o bien, ¿tenemos exceso de corrupción
y robo al Estado por una serie de personajes que permanentemente dejan vacías
las cuentas a nivel municipal, estatal y federal?
La percepción de la gente, es que los recursos de todos no
son distribuidos de forma solidaria ni con el objetivo de romper con las
asimetrías que se han generado por muchos años. En nuestro país se encuentran
las fortunas más grandes frente a los millones de empobrecidos por un sistema
que nos ha hecho perder la capacidad de mirarnos con confianza y que nos invita
permanentemente a competir. En este sistema económico globalizado, las
mercancías y los productos tienen acceso entre fronteras pero las personas son
rechazadas y expulsadas sistemáticamente.
Las crisis económicas internacionales son fatales para
nuestra economía, las elecciones y decisiones políticas de nuestros vecinos
paradójicamente son tan importantes en nuestra dinámica como país, pero no tenemos siquiera la posibilidad de opinar.
Definitivamente, el cansancio de la gente no es por el nuevo
costo de la gasolina, sino por la imposibilidad de acceder al desarrollo
humano, integral y solidario, de aspirar a que México sea un país cuya meta esté
en función de que cada persona tenga acceso a un Techo, a una Tierra y a un
Trabajo. El Papa Francisco nos invita a “… decir no a una economía de la
exclusión y la desigualdad. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia
que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de
dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión.” (EG, 53).
En el Directorio de la Pastoral Social en México tenemos un
“llamado a humanizar la economía que de muchas formas el magisterio de la
Iglesia ha expresado que enfrenta actualmente un sistema económico dominante
inspirado históricamente en el capitalismo liberal a esta economía
individualista y globalizada” (493).
Ante las crisis tenemos la oportunidad de generar
estrategias creativas que nos desinstalen y nos impulsen a cambiar. Proponemos:
1.- Promover con verdadero énfasis el fortalecimiento del
mercado local, antes de poner en competencia productos de importación de los
que dependeremos, como lo hacemos hoy, apagando las iniciativas locales y la
generación de empleos, especialmente los comunitarios y familiares.
2.- Facilitar la formación, implementación y seguimiento de
proyectos desde la economía solidaria cuyo eje principal es el trabajo
colectivo con igualdad de beneficios y responsabilidades. Que el ser humano y
su trabajo tenga preeminencia sobre el dinero.
3.- Globalizar la cultura, la educación, la tecnología, la
solidaridad y la paz. En las relaciones económicas necesitamos ser menos
dependientes. Este no será un camino corto, pero podemos comenzar a caminarlo
ya.
Animamos a todos, especialmente a los cristianos, a
comprometerse y participar ciudadanamente, es necesario que entremos en diálogo
con diversos actores. Condenamos todo acto que se ejerza con violencia. La
violencia como camino ensucia la libre expresión de quienes buscan cambios
eficaces y no sólo palabras.
Esperamos con ansia la disminución de la brecha entre ricos
y pobres a través de la generación de empleos estables y aumentando los
salarios para que estos sean acordes a las necesidades básicas de cada familia.
La fe en Jesús no puede ser vivida egoístamente, sin
compromiso social, sin buscar el bien común. Invitamos por ello, a todas las
comunidades parroquiales a promover la pastoral social que evolucione del
asistencialismo a la transformación social para que todos, especialmente los
más pobres de su comunidad, aprendan a organizarse solidariamente para
necesitar menos programas sociales gubernamentales que generan un apoyo mínimo
y que incluso, podrían estar bloqueando proyectos de verdadero crecimiento. El
desarrollo social no es dar ayudas intermitentes sin promover y generar
proyectos serios de desarrollo comunitario, los individuos deben ser sujetos de
su propio desarrollo.
La grandeza de nuestro país está en su gente. Como miembros
de un mismo cuerpo (1Cor 12, 12), pedimos a María, madre de Jesús, que nos
enseñe a ser animadores de nuestro pueblo, como ella lo es.
Que el Señor de la paz, bendiga nuestra Nación.
S.E. Mons. José Leopoldo González González
Obispo de Nogales
Presidente
Pastoral Social-Cáritas
S.E. Mons. Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Morelia
Justicia Paz y Reconciliación, Fe y Política
S.E. Mons. Domingo Díaz Martínez
Arzobispo de Tulancingo
Pastoral de la Salud
S.E. Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe
Obispo de San Juan de los Lagos
Pastoral del Trabajo
S.E. Mons. Guillermo Ortíz Mondragón
Obispo de Cuautitlán
Pastoral de la Movilidad Humana
S.E. Mons. José de Jesús González Hernández
Obispo de la Prelatura del Nayar
Pastoral Indígena
S.E. Mons. Andrés Vargas Peña
Obispo Auxiliar de México
Pastoral Penitenciaria
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