Mérida, Yucatán. Durante la exploración subacuática en un
cenote del municipio de Kinchil, personal del Departamento de Manejo de
Sistemas Kársticos de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente
(Seduma) halló un fósil de lo que parece ser un coral que data de las épocas
del Mioceno-Plioceno, con entre cinco y 23 millones de años de antigüedad.
Corresponde a una colonia de coral pétreo masivo, mide
aproximadamente 90 centímetros de diámetro y está a una profundidad de cuatro
metros, adosado al techo del área de entrada a la caverna subacuática, en la
zona sur del cuerpo de agua.
Dada la naturaleza kárstica del estado, cuyo suelo es
calcáreo y está conformado por fósiles de organismos marinos, es común
encontrar conchas, caracoles, fragmentos de esponjas marinas e incluso pequeñas
colonias de coral.
No obstante, este descubrimiento destaca por el tamaño de la
colonia, además de su buen estado de conservación. A la fecha de publicación de
este documento no se ubicó registro similar para la entidad.
La importancia de este tipo de hallazgos y su difusión
radica en que los expertos en el tema lo estudien e investiguen para dar a
conocer a la comunidad el pasado remoto de nuestra Península.
El cenote está entre los municipios de Kinchil y Celestún,
en un rancho privado y tiene una extensión aproximada de 25 metros de ancho por
30 metros de largo, así como una profundidad que va de un metro en la zona de
aguas abiertas, hasta 35 metros en la parte de la caverna sub acuática.
La exploración del
lugar fue realizada en tres etapas diferentes, en las que se contó con la
participación de los espeleobuzos Erick Sosa Rodríguez de la Seduma y Arturo
Mora, acompañados por Mónica Torre, integrante del Círculo Espeleológico del
Mayab y la restauradora Cristina Sanmartín.
Los cenotes son de gran relevancia en la biodiversidad, ya
que son un hábitat que alberga una gran cantidad de fauna.
Entre las especies encontradas en este cuerpo de agua están
halcón peregrino (Falco sp.), pájaro toh (Eumomota supersiliosa), bolsero o
yuya (Icterus sp.), chachalaca (Ortalis vetula), iguana espinosa (Ctenosaura
acanthura), guayacón endémico (Gambusia yucatana), bagre de cenotes (Rhamdia
guatemalensis), abanderado (Poecillia sp.) y sardina de cenote (Astyanax sp.).
También, mojarra (Ciclasoma urophtalmus y Torictus sp.), dama blanca que está en peligro de extinción
(Typhliasina pearsei), langostino endémico que está sujeto a protección
especial (Creaseria morleyi), cangrejo de cenote endémico (Typhlatya pearsei),
camaroncito blanco endémico (Antromysis cenotensis) y un isópodo (Creaseriella
anops), entre otros.
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