Mérida, Yucatán.- Con la fusión del baile y la educación
especial, el Centro Estatal de Bellas Artes (CEBA) festeja que hace 10 años se
creó un taller de danza mexicana para niñas, niños y jóvenes con algún tipo de
discapacidad.
En una noche llena de regocijo, familia y amistades
acompañaron a quienes integran el Grupo Inclusivo de Folclore en la
presentación por la celebración de su aniversario en el Foro Cine Colón, donde
interpretaron estampas típicas de distintos estados de la República Mexicana y
demostraron que el arte no conoce barreras.
La directora General del CEBA, Rita Castro Gamboa, comentó
que el objetivo de este curso es fortalecer la inclusión de alumnas y alumnos,
a la par que se les brinda la oportunidad de desarrollar sus habilidades
psicomotoras, emotivas, de coordinación neuromuscular, rítmicas y auditivas, en
un contexto de trabajo en equipo.
La coordinadora de Danza Regional del recinto, Regina Haas
Rivero, informó que en sus inicios el taller atendía a jóvenes con síndrome de
Down; sin embargo, empezaron a recibir infantes con condiciones diversas.
La responsable del Grupo y egresada del CEBA, Gisela Romero
Pacheco, cuenta con una maestría en Educación Especial e indica que lo más
importante es tener interés, cariño, voluntad y respetar los tiempos de las y
los estudiantes.
"Tenemos como base el Programa Regular de la Escuela de
la Danza Mexicana. Le hicimos adecuaciones curriculares como algunas
actividades a nivel más elemental de motricidad y han colaborado",
comentó.
En las aulas de esta sede se enseña a pupilas y pupilos con
diversos tipos de discapacidad: intelectual, auditiva y visual, así como el
Trastorno de Espectro Autista; no obstante, el alumnado regular apoya al Grupo
en algunos casos.
Asimismo, cabe destacar la labor de la pianista Verónica
Azcorra Martínez, quien además de hacer el acompañamiento musical tiene
discapacidad visual. Sobre ella, Romero Pacheco refiere "me ha facilitado
hacer el trabajo porque tiene una variedad de repertorio para trabajar ritmos,
velocidad, coordinación, etcétera".
Doris Santana, madre de familia, agradece que existan
espacios como este. "Para mí ha sido realmente un beneficio muy grande el
poder tener a mi hijo acá porque tiene una disciplina, retos, compañerismo y un
motivo por el cual pueda él disfrutar de esta escuela, Bellas Artes ha sido su
segunda familia", comentó.
Por su parte, María Méndez, otra
mamá, describe al CEBA como un oasis lleno de sensibilidad y lógica inclusiva.
Y así como ellas, las y los familiares están de acuerdo con que en Yucatán se
abran más sitios donde las personas puedan desarrollarse con toda la libertad.
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